La Bandera
Por Nikos Raptis
Hace 63 años, el 28 de octubre de 1940, un dictador fascista italiano (Mussolini) atacaba Grecia, que por aquel entonces estaba bajo la férula de otro dictador fascista (Metaxas) el cual, a pesar de haber recibido educación alemana como oficial del ejército, estaba bajo el control británico a través de un rey emparentado con la dinastía británica.
¿Y qué pasó con las poblaciones italiana y griega? Con respecto a los soldados italianos, éstos fueron unos invasores bastante renuentes; en cambio los soldados griegos lucharon con todas sus fuerzas para defender sus vidas y las de sus familias. Lograron detener a los invasores, e incluso les obligaron a retroceder ampliamente dentro de Albania. (Los italianos habían atacado desde Albania, ocupada por ellos entonces). La contención de los invasores italianos duró seis meses, hasta que Hitler apareció al rescate de Mussolini en abril de 1941; en un par de semanas los Nazis estaban en Atenas. Tres años más tarde, los Nazis masacrarían a los soldados italianos (sus aliados) por toda la Grecia ocupada.
(Nota: Los griegos se defendieron lo mejor que pudieron, pero, como era de esperar, fueron derrotados y comenzaron entonces el penoso camino a pie desde la frontera hasta sus pueblos y hogares. Algunos llevaban sus fusiles de vuelta a casa, con la intención de seguir resistiendo a los Nazis en la guerrilla. Por aquel entonces yo vivía en Atenas, cerca de una cantera abandonada.)
Un día, en la exploración rutinaria de mis "dominios" en lo alto de la cantera, descubrí una metralleta "Bren" envuelta en arpillera y escondida en una profunda grieta en un afloramiento de cal. El arma estaba en excelente estado y yo tenía 12 años. La metralleta terminó en manos de la Resistencia local clandestina de mi barrio, en Atenas. Creo que el valiente soldado griego que cargó con ese arma de casi 30 libras durante todo el camino desde Albania hasta Atenas, no sobrevivió para poder ofrecérsela él mismo a la Resistencia.
Esta mañana del 3 de noviembre, el último número de la revista alemana Der Spiegel [Nº45/2003], publica que ¡dos camiones y 21 cajas repletas de documentos del Tribunal de Nuremberg han sido halladas en manos de un vendedor de libros usados de Filadelfia! Entre los documentos, que fueron encontrados originariamente en Landsdowne, Pennsylvania, se encontraba el importantísimo Diario de Guerra número 1, en el que aparecen nuevos datos de la "Operación Barbarrosa" contra la Unión Soviética, y de la "Operación Marita" contra Grecia.
La resistencia de los griegos contra los Nazis fue, probablemente, la más firme y eficaz de toda Europa; desde luego con un sangriento y alto coste para los griegos. No obstante, fueron los británicos los que empezaron a perder el control del país al tener que enfrentarse a una población griega en armas y a favor de la revolución social y de la independencia nacional. De esta manera, cuando los Nazis se retiraron de Grecia a finales de 1944, los británicos se vieron obligados a recurrir a la violencia para "pacificar" a los griegos y traerlos de vuelta al mundo anglosajón, conocido entonces como "mundo libre". Cuando los británicos anunciaron en 1947 la bancarrota de su imperio, los Estados Unidos entraron en escena para imponer el suyo propio y continuar con la tarea de pacificar a los griegos mediante torturas, asesinatos y campos de concentración.
Ocurre así que los griegos celebraban dos importantes eventos históricos: la resistencia del 28 de octubre contra los italianos y la Resistencia contra los Nazis. El primero pasó a ser "Fiesta Nacional", ya que pertenecía al concepto de "nacionalismo" aprobado por británicos y estadounidenses; el segundo, la resistencia contra los nazis, no sólo quedó oculto en algún agujero de la memoria, sin merecer la consideración de fiesta nacional, sino que se transformó en un peligroso antecedente para aquellos que lo vivieron, al convertirse en símbolo de la lucha por la justicia social y contra los imperios, ideas no compartidas por británicos y estadounidenses.
A lo largo de estas décadas, desde la liberación del nazismo en 1944, los griegos han celebrado cada año la fiesta nacional del 28 de octubre. La celebración consiste en un desfile más bien ridículo que tiene lugar la noche del 27, víspera de la fiesta, en el que los alumnos de los institutos de secundaria marchan en formación militar a lo largo de la calle principal de todas las ciudades, pueblos y aldeas de Grecia.
Al día siguiente, las armas (tanques, artillería, etc.) vendidas o donadas por los EE.UU. a los griegos y pagadas en última instancia por los contribuyentes estadounidenses, desfilan por las calles de Atenas o Salónica. Uno se pregunta por las razones para sentirse orgulloso o para disfrutar contemplando esas armas repulsivas diseñadas y producidas por la elite científica y económica del mundo. En todo caso, el desfile militar en sí mismo carece de interés, aunque no así el de los estudiantes de secundaria.
Como es habitual en todo el mundo, a la cabeza del desfile de la Fiesta Nacional se sitúa un abanderado, normalmente un tipo alto. En el caso de las escuelas griegas de secundaria, la regla es que el abanderado ha de ser el estudiante que haya obtenido las mejores calificaciones. En los últimos años, los primeros de la clase en varias ciudades griegas han sido los hijos de trabajadores inmigrantes albaneses que viven en Grecia con sus familias (en situación de "trabajadores invitados", de manera similar a los conocidos Gastarbeiter alemanes). Y aquí es donde empieza la "gracia" de la Fiesta Nacional griega del 28 de octubre. Pero antes hay que preguntarse ¿qué es una bandera?
Nos dicen que la bandera es un símbolo. Un símbolo ¿de qué? Si se trata del símbolo de una entidad geográfica, algo práctico, entonces está bien; y parece que las banderas, históricamente, se utilizaban con un fin práctico, para señalar el origen geográfico de los barcos. Sin embargo, si se trata del símbolo de una cultura, de una religión o de un determinado patriotismo, el asunto comienza a complicarse. Tomemos, por ejemplo, a Constantino de Bizancio, quien en el año 312 tras contemplar una cruz en el cielo y las palabras "bajo este símbolo conquistarás" ("en touto nika", en griego. Nika, en griego, es la raíz de "Nike", la marca de calzado deportivo) inmediatamente la hizo poner en su bandera (o labarum).
O pensemos, por ejemplo, en Valdemar II (1170-1241), rey de Dinamarca, quien en la víspera de la Batalla de Lyndanisse vio un crucifijo blanco sobre el cielo ensombrecido. Para el rey esa señal significaba que Cristo deseaba que triunfara masacrando a los infortunados estonios, lo que llevó a cabo cumplidamente. De esa manera nació la cruz escandinava, que figura también en las banderas de Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia." (Eve Devereux, Banderas del mundo, 1992). ¿Cree realmente la gente en esta clase de patrañas? Yo creo que (siendo racionales) la gente tiene que simular "creer", si no se encontraría con problemas (económicos y sociales) en las sociedades cristianas o musulmanas. De hecho, en muchos países existen castigos severos por profanar la bandera.
Hace algunos años, unos 500 jóvenes se manifestaban en la Universidad Politécnica de Atenas celebrando el aniversario del levantamiento de los estudiantes contra la dictadura ocurrido el 17 de noviembre de 1973. Un grupo de unas diez personas estaban quemando la bandera griega a las puertas del campus. La policía les atacó, y persiguió a uno de ellos, un débil quinceañero, hasta que lo acabó atrapando al cabo de casi cien metros. Mientras se llevaban al chico hacia el furgón policial, el fornido policía le agarraba el cuello con su mano izquierda, a la vez que le iba golpeando a cada paso con la máscara de gas que tenía en la derecha.
Entonces un agente de policía secreta se acercó a ellos por la espalda y, mientras caminaban, metió su mano entre los muslos del chico y le estrujó los testículos. El chico se desmayó. Dos camilleros se acercaron y le metieron en una ambulancia.
Nosotros, los ciudadanos griegos, vimos esa escena en nuestros televisores gracias a que la grabó una cámara de una cadena de televisión desde el balcón de un edificio cercano. Después, la cámara siguió al chico hasta el hospital donde le llevaron. Lo más dolorosamente evidente fue el miedo en los ojos del chico y en los de su madre que ya había llegado al hospital.
¿Y qué hizo el sistema judicial griego? ¿Arrestó y condenó al policía por esta horrible acción que probablemente dañó de forma permanente los órganos reproductivos de un joven? ¡No! lo que hizo el sistema judicial griego fue iniciar un largo proceso por "profanar la bandera". El sádico policía seguramente ya ha sido ascendido de cargo.
En las más de doscientas banderas del mundo los temas más predominantes son la religión y el color rojo (por la sangre). La cruz cristiana es la predilecta. De hecho los británicos no estaban satisfechos con una cruz, por lo que superpusieron cuatro: dos blancas y dos rojas de San Jorge, San Andrés y San Patricio (la cruz diagonal). "Las bandas rojo-blanco-rojas de la bandera austriaca, con toda certeza una de las más antiguas del mundo, tuvieron su origen durante la tercera cruzada de 1189-92, cuando el duque Leopoldo V de Austria,... luchó tan sanguinariamente en la batalla de Acre, que la única parte de su traje que permaneció blanca era una banda alrededor de su cintura justo donde había estado su cinturón" (Devereux).
La bandera griega tiene, por supuesto, la cruz cristiana ortodoxa. Después de todo, ¡el dios cristiano escribió en el cielo la máxima de "bajo este símbolo conquistarás" en idioma griego!. Paradójicamente los griegos clásicos, de quienes los griegos modernos se sienten tan orgullosos, ¡no tenían banderas!
Dejemos ya el pasado glorioso de la bandera como símbolo religioso y patriótico y regresemos de nuevo al desfile de los estudiantes griegos en la Fiesta Nacional del 28 de octubre. Hace tres años en Nea Michaniona, una pequeña ciudad a las afueras de Salónica, Odhise (Ulises) Qena, de quince años, hijo de trabajadores inmigrantes albaneses, fue el mejor de su escuela. Según las normas existentes tenía el derecho de llevar la bandera en el desfile. Pero los griegos de Michaniona (en su mayoría) forzaron al chico albanés a renunciar a este derecho.
En la actualidad, tres años después, Odhise Qena ha vuelto a colocarse en el primer puesto de su clase, en este caso de su instituto. Los griegos de Michaniona han cumplido de nuevo con su tarea patriótica y han forzado al joven albanés a abdicar de su derecho a ser el abanderado.
Es interesante profundizar un poco más en esta historia. Odishe Qena vino a Grecia junto a su familia hace siete años, en 1996. Tenía once años. Para ayudarle a sobrevivir en una sociedad griega cristiana ortodoxa sus padres se vieron obligados a bautizarle. Odishe consiguió aprender griego y llegar a ser el mejor de su clase, algo que la mayoría de griegos de Michaniona no podían soportar, por lo que el alcalde de la ciudad, los profesores, los padres de alumnos y (desgraciadamente) los propios compañeros de Odishe iniciaron una campaña histérica para evitar que el albanés llevara la sagrada bandera griega.
Durante casi dos semanas el país entero estuvo alborotado. Los medios de comunicación, los políticos, los intelectuales, un antiguo presidente de la república, la jerarquía clerical, innumerables, bustos parlantes de la TV, etc., discutían el tremendo problema de la bandera y el alumno albanés. Como era de esperar, fueron tres los elementos dominantes en las discusiones: hipocresía, racismo y "patriotismo".
Todos los griegos que opinaban del asunto empezaban felicitando al alumno albanés por sus logros escolares, para inmediatamente añadir un "pero". El caso más triste fue la reacción de los compañeros de Odishe. Convocaron una sentada que duró días enteros hasta que Odishe sucumbió a la presión. Tras ello, los fervorosos estudiantes declaraban que "aún querían a su compañero", aunque en los graffitis que pintaban en las paredes de la escuela anunciaban a los griegos que "la bandera les pertenece".
De todas maneras, la muestra más flagrante de hipocresía provino de un político griego de extrema derecha bastante joven quien, como miembro del panel de intelectuales, políticos, periodistas y demás, en un programa de televisión, felicitó repetidamente al albanés por su éxito como estudiante, pero enseguida le restaba mérito por el hecho de que al ser un adulto (es un par de meses mayor que sus compañeros de clase) era más "maduro"; de ello se deducía que no es que los estudiantes griegos no fueran listos, sino que aún no eran suficientemente adultos como para ser los mejores de su clase.
Otro (notorio) político cristiano ortodoxo, el prefecto de la región de Salónica, declaró que "¡uno nace griego, no se vuelve griego!". Afortunadamente ambos personajes tuvieron la respuesta apropiada por parte de un miembro de la izquierda griega, Tasos Kourakis: "hoy es (el albanés) Qena, mañana será Auschwitz".
Los griegos pertenecen a la raza blanca, son europeos, son los padres de la civilización occidental, son cristianos ortodoxos, etc. Pero no son racistas. Pongamos a prueba esta afirmación:
• Thermi es una pequeña ciudad cercana (también) a Salónica. El alcalde prohibió que los trabajadores extranjeros, especialmente los albaneses, tomaran los autobuses locales, ni siquiera en la parte de atrás como ocurría en el sur estadounidense más progresista.
• Beau Fils es negro. Es originario del Congo belga, tiene dieciséis años y ha vivido en Atenas los últimos diez. Ante la pregunta de si tenia algún problema a causa de su color de piel decía: "sí, he tenido problemas, pero sólo en las iglesias ortodoxas. Muchas señoras me observaban con expresión extraña y me preguntaban si creía en Satán o era un hereje, por ser negro. ¡Lo peor que me ha pasado ha sido ser expulsado de un campamento de verano ortodoxo!" Y continuaba con evidente rabia: "sí, la policía me trata con crueldad... incluso si camino por la calle con una amiga". (Eleftherotypia, 25/10/03, p.54).
• El alcalde de otra pequeña ciudad griega impuso un toque de queda de las 20:00-7:00h para los inmigrantes. Y así una y otra vez. ¿Por qué deberían los griegos diferir de otra gente civilizada del mundo? Ellos también pertenecen a la raza elegida. Por supuesto que hay excepciones: por ejemplo en la isla de Mytilini, un estudiante de primaria de Manila, Teodoro Labanar, fue el abanderado del desfile por ser el primero de su clase.
El "patriotismo" (frecuentemente en compañía de la religión) ha sido usado por los poderosos para derramar la sangre de los débiles. Tengo que confesar que la incitación a escribir este artículo fue la terrible escena que se produjo en un acto público en Michadonia, donde dos jóvenes madres de unos compañeros de Odishe Qena discutían el "problema" del abanderado. Las dos se pusieron en pie y empezaron a gritar con fuerza: "¡¡no dejaré que un albanés toque MI BANDERA o cante MI HIMNO NACIONAL!!".
El objetivo de las dos mujeres era aterrorizar los asistentes a la reunión, y lo lograron. ¿Cuál era su motivación? ¿Realmente creían en lo de la bandera y demás? Por supuesto que no, son seres racionales. Entonces, ¿por qué? Por las mismas razones por las que la gente simula que cree en Dios, etc. Pero este no es el lugar para analizar estas razones. En todo caso, el hecho que destaca es que los "patriotas" aterrorizan a los ciudadanos ordinarios y ofrecen a los poderosos el caldo de cultivo de las guerras de agresión. ¿Acaso el enarbolamiento de banderas tras el 11/S no sirvió a Bush en el segundo ataque a Irak?
En definitiva, parece que la bandera, un simple trozo de tela con valor simbólico, es insignificante, pero enarbolarla sí es un instrumento significativo para aterrorizar a una población dada.
Y finalmente, ¿sería posible un mundo donde no se enarbolaran las banderas? Sí. Parece que el ser humano históricamente se ha encaminado hacia la supervivencia, mientras que ninguno de los imperios de los agresores ha sobrevivido en la historia.